Miedo y escasez en la capital de Mozambique, en plena crisis política
Un clima de miedo se instaló en la capital de Mozambique, donde las fugas masivas de presos, los rumores desmesurados, y la escasez de comida se mezclan en un marco de saqueos y vandalismo desatados por el anuncio de la victoria del partido gobernante en las elecciones.
Luego de la espectacular fuga de más de 1.000 prisioneros de una cárcel de máxima seguridad el miércoles, muchos habitantes fueron despertados en plena noche por vecinos o ruidos en la calle, y se formaron patrullas vecinales.
"Mi vecino me despertó diciéndome que hombres armados con machetes circulaban", relata a AFP Maria Amelia, ama de casa de 55 años, que vive en Matola, ciudad aledaña a Maputo.
"Al salir vi a mis vecinos armados con cuchillos para defenderse, pero a nadie más. Estaba aterrada", añade.
Armand Tembe, de 40 años, que trabaja en un banco, también fue sacado de su cama antes del amanecer. "No vi criminales afuera. Pero empieza a ser aterrador", comenta desconcertado.
"Nos quedamos despiertos hasta las 04H30 de la mañana y patrullamos por algo de lo que solo oímos hablar y que nadie vio", confiesa otra mujer que prefiere permanecer en el anonimato. "Solo son rumores. Parece un plan macabro", destaca.
Hasta ahora "ningún informe verificado informa sobre ataques de este tipo", resume el investigador mozambiqueño Borges Nhamirre, radicado en Pretoria.
Pero el hecho de que el jefe de la policía, el miércoles por la noche ante la prensa dijera "que los prisioneros podrían 'visitar' casas alimenta la inquietud", señala.
"El sentimiento que predomina en las conversaciones sugiere que el gobierno podría haber inventado esta crisis para controlar la agitación social en curso", añade.
- Resultadoos manipulados -
En las calles de Maputo las barricadas son desmontadas lentamente, y el ejército limpia algunos ejes viales.
La gente comienza a salir tímidamente de sus casas en busca de productos de primera necesidad.
"Busco pan", explica Isabel Rocha, de 29 años. "Las panaderías están cerradas desde hace cuatro días. Nos falta de todo. Incluso las pequeñas tiendas están cerradas", detalla en el barrio de Laulane, tras una noche en vela debido a los rumores sobre la inseguridad.
Lina Chauque, de 47 años, está sentada en la acera, con un gran bulto que contiene ensaladas y repollos. Junto a varias otras mujeres, espera desde hace dos horas un autobús que no llega para ir a vender sus productos al mercado.
"Pedimos ayuda a algunos camiones que pasaban pero los conductores no quisieron llevarnos", lamenta.
Un poco más adelante los autos hacen cola frente a una gasolinera. Solo una bomba funciona.
"Busco medicamentos para mí y para mi madre", explica Tomas Panguene, de 65 años, que sufre dolores en la rodilla. "Ayer intenté buscar una farmacia pero las calles estaban bloqueadas", indica.
El principal opositor, Venancio Mondlane, sigue denunciando resultados manipulados en las elecciones del 9 de octubre.
Los disturbios desde la confirmación el lunes por parte del tribunal más alto del país de una amplia victoria del Frelimo, en el poder desde hace medio siglo, dejaron más de 125 muertos, según la ONG local Plataforma Decide.
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